Me encuentro pensando constantemente en una de mis clases de filosofía en el colegio, por alguna razón. Mi profesor, que era de los más exigentes y al que recuerdo con mucho cariño, caminaba a través de los pasillos entre los pupitres individuales preguntando a todas, una por una, “¿Quién es usted?”. Recuerdo haber pensado y pensado en la pregunta, mientras él se aproximaba a mi pupitre, sin una respuesta clara. “Una persona”, “un estudiante”, “un ser humano”; respuestas así daban mis compañerxs y yo simplemente no podía pensar en alternativas a ellas.
Ya no recuerdo qué respondí yo, seguramente nada diferente. Sin embargo, diez años después de esa clase, aún no tengo una respuesta concisa o aguda, ni siquiera con sentido. A veces me siento hecha de viento y de playa, una ola que va a romper, otras solo existo porque, como a todes, la vida no me da para más. Pero lo que sí siento casi siempre es un afán hasta necesario por buscar. Me gusta buscar porque sólo así se rompen cosas, y en medio de los fragmentos siento que me estoy buscando a mí.
La búsqueda, para mí, implica romper, o más que romper, disrumpir. Disrupción es interrupción y apertura; es pararse sobre lo establecido, si es necesario, quebrarlo, manosearlo, y coserlo para darle una forma diferente. Es bello pensar que de esos posibles pedazos sale luz, que lo que ha estallado puede abrir otros caminos. Pero la búsqueda no sólo significa quiebre, al menos para mí, sino también movimiento y dispersión.
Usualmente no soy de enfocarme en una sola cosa durante mucho tiempo. Estar en un solo lugar, en términos de intereses, trabajo, etc., no es lo mío, y eso me ha llevado a saltar y aprender cosas diferentes. No creo ser la única, lejos de eso, el mundo cambia todo el tiempo y nosotres con él. Sin embargo, tengo la sensación de que el quedarse quieta es algo aceptable, mientras que moverse no. Pienso en cuando era niña y me felicitaban por estar sentadita y juiciosa, mientras a mi hermana la regañaban por revolotear de un lado a otro. Mi yo sentada seguramente estaba buscando también. Sin embargo, la búsqueda echando raíces en un solo lugar, en la estabilidad, en algún punto se agota, una se topa con un fondo y no hay nada más.
La dispersión, cuyo verbo significa hacer menos nítida una cosa, lleva, la mayor parte del tiempo, a no entender. Sin embargo, “querer que todo se entienda para preservarse a una misma es una trampa, porque la verdad solo aparece en esa posibilidad de lo que no se entiende” (aquí, la verdad como definición, como lugar estático). Estas palabras de Tamara me dan consuelo, porque me hacen pensar que desde lo difuso se puede llegar a un lugar, que contradictoriamente, sea estable. Porque claro, una no puede ir por el mundo en una búsqueda incesante sin tener un refugio donde detenerse un rato.
Este blog es un esfuerzo por buscar una no-definición en la que vivir, a través del quiebre, el movimiento y la dispersión. Creo que me ha servido en la vida ir de un lado a otro siguiendo mi instinto, pero no dejo de sentirme en contradicción constante por ello. Acá intento tomar como objeto la contradicción, sin caer en ella con la cabeza gacha, como aconseja Bruno Latour en Cogitamus. Creo que escribir sobre todos los temas que me interesan me sirve para eso y, tal vez, para ir construyendo una respuesta a la pregunta de mi profesor. 🎀
Leave a Reply